Cuántas veces hemos estado realizando dieta para intentar perder peso y hemos caído una y otra vez en el mismo error de no poder completarla por haber comido demasiado en alguna comida, comido alimentos que no debíamos (como los bollos o patatas fritas) o hemos picado entre horas. Éstas son muchas de las razones por la que mucha gente no acaba consiguiendo sus objetivos cuando queremos perder de peso. Mejorar nuestra fuerza de voluntad y nuestra motivación a la hora de alimentarnos es fundamental. La fuerza de voluntad o motivación, no es más que una poderosa fibra moral, aunque parezca mentira.
La motivación, es un instrumento poderoso que nos puede ayudar a ser imparables entrenando. Ayuda a combatir la tentación, evitar los atracones o eligir los alimentos con más cautela. Pero es un recurso finito, la tenemos que trabar y nutrir para mantenerla activa constantemente.
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Nutre de combustible a tu motivación
El azúcar y la motivación guardan una fuerte relación. Al igual que los músculos, el cerebro necesita glucosa para funcionar a un nivel óptimo.Aumentar el nivel de glucosa sanguínea y puede alimentar nuestra motivación, aunque parezca mentira.
No obstante, nuestro cuerpo necesita más nutrientes a parte del azúcar para incrementar nuestra fuerza de voluntad como el consumo de frutas, muchas verduras, granos integrales y productos lácteos. Uno de los fallos que suelen cometerse, es que a menudo adoptamos dietas extremas con muy pocas calorías.
Sin la suficiente glucosa, el cerebro no tiene el combustible que necesita para resistir a la comida basura. Esto provocará que disminuya nuestra fuerza de voluntad para perder peso y caigamos, a menudo, comiendo lo que no debemos.
Sed cautos con las recompensas
La compensación, es la inclinación que tenemos todos nosotros de recompensarnos por un trabajo bien hecho. Esa sensación puede ser enfrentada con nuestros objetivos a la hora de perder peso.
Cuando sufrimos y trabajamos duro, entrenando una hora o más levantando grandes pesos o haciendo rutinas de entrenamiento de alta intensidad cardiovascular, nuestro cuerpo siente la necesidad de celebrarlo a través de un buen atracón, pensamos «come lo que quieras, que hoy te lo mereces»
Seamos férreos y obstinados, nuestra motivación juega un papel crucial en este aspecto, pues debemos ser conscientes de que es peor el remedio que la enfermedad. Muchas veces consumimos muchas más calorías de las que quemamos entrenando mediante nuestras «recompensas» post entrenamiento.
Estemos siempre atentos
Incluso estando preparados, no se resistirá a toda tentación.Tendremos que mantenernos atentos y siempre pensando en no caer bajo el influjo de determinadas tentaciones. En lugar de defenderse de una tentación tras otra, intente exponerse lo menos posible a ello. ¿Cómo lo conseguiremos?Intentando de nuestro entorno cercano todos aquellos alimentos que sabemos que nos perjudicarán negativamente en nuestro objetivo de perder peso, como salsas, bollos y demás comidas similares.
Sobrevaloremos las calorías de los alimentos
Si somos capaces de pensar que determinados alimentos engordan más de lo que creemos, mejoraremos nuestra fuerza de voluntad y el objetivo de perder peso será más sencillo de conseguir. Si pensamos que un donuts de 400 calorías puede llegar a engordarnos 600-700 calorías ,por desconocimiento del producto, es genial, dicha falta de conocimiento es una fuerte barrera que nos prohibirá caer en la tentación de comer alimentos no adecuados para perder peso.
Pospongamos determinadas comidas
Aunque parezca curioso, este hecho es totalmente cierto. Un estudio presentado en la reunión anual de este año de la Sociedad de Personalidad y Psicología Social encontró que las personas que decidieron posponer comer una bolsa de patatas fritas eran más fuertes a la hora de poder aguantar y controlar la gula y la tentación de aquellos individuos que eran más propensos a no contenerse de comer determinados alimentos.